FACTORES QUE INFLUYEN EN LA SELECCIÓN DE LA
DISTRIBUCIÓN EN PLANTA.
Al realizar una
buena distribución de planta, es
necesario conocer la totalidad de los factores
implicados en la misma, así como sus interrelaciones.
Dado que el
objetivo fundamental del Subsistema de Operaciones es la obtención de los bienes y servicios que requiere el mercado,
la distribución de los factores productivos
dependerá necesariamente de las características de aquéllos y de los
materiales sobre los que haya que trabajar.
A este respecto,
son factores fundamentales a considerar el tamaño, forma, volumen, peso y características físicas y químicas de los
mismos, que influyen decisivamente en los métodos de producción y en las formas de manipulación y
almacenamiento. La bondad de una
distribución en planta dependerá en gran medida de la facilidad que aporta en
el manejo de los distintos productos y materiales con los que se trabaja.
Por último,
habrán de tenerse en cuenta la secuencia y orden en el que se han de efectuar
las operaciones, puesto que esto dictará la ordenación de las áreas de trabajo
y de los equipos, así como la disposición relativa de unos departamentos con
otros, debiéndose prestar también especial atención, como ya se ha apuntado, a
la variedad y cantidad de los ítems a producir.
La maquinaria
Para lograr una
distribución adecuada es indispensable tener información de los procesos a emplear, de la maquinaria, utensilios y equipos necesarios, así
como de la utilización y requerimientos
de los mismos. La importancia de los procesos radica en que éstos
determinan directamente los equipos y máquinas a utilizar y ordenar.
El estudio y
mejora de métodos queda tan estrechamente ligado a la distribución en planta
que, en ocasiones, es difícil discernir cuáles de las mejoras conseguidas en
una redistribución se deben a ésta y cuáles a la mejora del método de trabajo
ligada a la misma (incluso hay veces en que la mejora en el método se limitará
a una reordenación o redistribución de los elementos implicados).
En lo que se
refiere a la maquinaria, se habrá de considerar su tipología y el número
existente de cada clase, así como el tipo y cantidad de equipos y utensilios.
El conocimiento de factores relativos a la maquinaria en general, tales
como espacio requerido, forma, altura y
peso, cantidad y clase de operarios requeridos, riesgos para el personal,
necesidad de servicios auxiliares, etc., se muestra indispensable para poder
afrontar un correcto y completo estudio de distribución en planta.
La mano de obra
También la mano
de obra ha de ser ordenada en el proceso de distribución, englobando tanto la
directa como la de supervisión y demás servicios auxiliares. Al hacerlo, debe considerarse la seguridad de
los empleados, junto con otros factores, tales como luminosidad, ventilación,
temperatura, ruidos, etc. De igual forma habrá de estudiarse la
cualificación y flexibilidad del personal requerido, así como el número de
trabajadores necesarios en cada momento y el trabajo que habrán de
realizar.
El movimiento
En relación con
este factor, hay que tener presente que las manutenciones no son operaciones productivas, pues no
añaden ningún valor al producto. Debido
a ello, hay que intentar que sean
mínimas y que su realización se combine en lo posible con otras operaciones,
sin perder de vista que se persigue la eliminación de manejos innecesarios y
antieconómicos.
Las esperas
Uno de los
objetivos que se persiguen al estudiar la distribución en planta es conseguir que la circulación de los materiales sea fluida a lo
largo de la misma, evitando así el costo que suponen las esperas y demoras que
tienen lugar cuando dicha circulación se detiene. Ahora bien, el material en espera no siempre
supone un costo a evitar, pues, en ocasiones, puede proveer una economía superior
(por ejemplo: protegiendo la producción frente a demoras de entregas
programadas, mejorando el servicio a clientes, permitiendo lotes de producción
de tamaño más económico, etc.), lo cual hace necesario que sean considerados
los espacios necesarios para los materiales en espera.
Los servicios auxiliares
Los servicios
auxiliares permiten y facilitan la actividad principal que se desarrolla en
una planta. Entre ellos, podemos citar los relativos al personal (por ejemplo: vías de
acceso, protección contra incendios, primeros auxilios, supervisión, seguridad,
etc.), los relativos al material (por ejemplo: inspección y control
de calidad) y los relativos a la
maquinaria (por ejemplo: mantenimiento y
distribución de líneas de servicios auxiliares). Estos
servicios aparecen ligados a todos los
factores que toman parte en la distribución estimándose que aproximadamente un tercio de cada planta o
departamento suele estar dedicado a los mismos.
Con gran frecuencia,
el espacio dedicado a labores no productivas es considerado un gasto innecesario, aunque los servicios de apoyo
sean esenciales para la buena ejecución de la actividad principal. Por ello, es
especialmente importante que el espacio ocupado por dichos servicios asegure su eficiencia y que los costos
indirectos que suponen queden minimizados.
El edificio
La consideración
del edificio es siempre un factor fundamental en el diseño de la
distribución, pero la influencia del
mismo será determinante si éste ya existe en el momento de proyectarla.
En este caso, su
disposición espacial y demás características (por ejemplo: número de
pisos, forma de la planta, localización
de ventanas y puertas, resistencia de suelos, altura de techos, emplazamiento
de columnas, escaleras, montacargas,
desagües, tomas de corriente, etc.) se presenta como una limitación a la propia
distribución del resto de los factores, lo que no ocurre cuando el edificio es
de nueva construcción.
Los cambios
Como ya se
comento anteriormente, uno de los objetivos que se persiguen con la
distribución en planta es su flexibilidad.
Es, por tanto, ineludible la necesidad de prever las variaciones futuras
para evitar que los posibles cambios en los restantes factores que hemos enumerado
lleguen a transformar una distribución
en planta eficiente en otra anticuada que merme beneficios potenciales.
Para ello, habrá que comenzar por la identificación de los posibles
cambios y su magnitud, buscando una distribución capaz de adaptarse dentro de
unos límites razonables y realistas.
La flexibilidad
se alcanzará, en general, manteniendo la distribución original tan libre como
sea posible de características fijas, permanentes o especiales, permitiendo la
adaptación a las emergencias y variaciones inesperadas de las actividades
normales del proceso.
Asimismo, es
fundamental tener en cuenta las posibles ampliaciones futuras de la distribución y sus distintos elementos,
considerando, además, los cambios externos que pudieran afectarla y la necesidad
de conseguir que durante la
redistribución, sea posible seguir realizando el proceso productivo.
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